Sin orden ni concierto
Hacer fotos supone guardarlas y recuperarlas en algún momento, un sistema de archivo que incluya la información y orden suficientes para encontrar lo que buscamos. El número de imágenes que se almacenan va en aumento y la caja o álbumes que usaba el particular para guardar sus recuerdos los ha cambiado por un disco externo y DVD, el aficionado y el profesional han pasado de los archivadores, hojas de contacto y fichas descriptivas con información relevante (tipo de película, ISO de trabajo, revelado, lentes, exposición, condiciones de iluminación, motivo fotografiado, gráfico con disposición de cámara e iluminación, etc.) a utilizar sistemas de almacenamiento que se miden en terabytes (1000 GB) y utilizan varios discos con tecnologías RAID para salvaguardar los datos en caso de fallo, esto sirve como contenedor de los archivos, ahora falta dotarlos con los datos que se utilizaban en las fichas, más otros de nuevos que permiten localizar imágenes por criterios definidos en palabras clave o etiquetas (p. ej. flores, anita, lisboa), por suerte las cámaras actuales aportan los datos relativos a la toma en formato EXIF ( comentado en este blog) y así sólo debemos introducir las etiquetas o tag, definiendo el contenido y ampliarlo con otros datos editados en formato IPTC o XMP que pueden contener el autor, derechos de reproducción, definición exhaustiva del contenido (personas que aparecen en la imagen o modelos y su cesión de derechos, etc.) y así hasta completar nuestras necesidades, esta serie de datos quedarán embebidos en el archivo de imagen para su consulta o posterior catalogación.
El archivo, de soporte digital, permite contener todas nuestras fotos en un solo espacio (unidad lógica), que si bien estará dividido en carpetas permite hacer búsquedas selectivas a lo largo de todo el archivo con solo introducir la etiqueta con el valor que busquemos (p. ej. flores) y tendremos como resultado todas las fotos que hemos etiquetado con “ flores”, indistintamente de las carpetas que las contengan.
Tengo un ejemplo que ilustra el uso de las etiquetas en la catalogación y búsqueda de imágenes.
Necesitaba hacer un seguimiento fotográfico de una serie de grietas en un edificio, concretamente de los testigos colocados sobre las grietas, estos estaban identificados sobre un plano del edificio y sobre ellos la fecha de colocación, las fotos se realizaban periódicamente o al detectar cambios, las fotos tomadas las iba archivando en carpetas con la fecha, después de dos años tenía un número muy extenso de carpetas con muchas fotos, revisar la evolución de determinados testigos requería tenerlos catalogados, y ahí las etiquetas fueron decisivas.
Cada foto de testigo tiene asignadas una serie de etiquetas.
Las selecciones las puedes realizar utilizando varias etiquetas, para obtener las fotos que incluyen esos valores, que podían ser tan distintos como “ubicación” y “ fecha”.
El archivo fotográfico actual presenta aspectos importantes a tener en cuenta, la fiabilidad del soporte (discos duros), compatibilidad entre soluciones, sistemas y la evolución de todos ellos (RAID, NAS, USB 3.0, USB 2.0, firewire, eSATA), también los formatos de archivos guardados, si bien los formatos más usados (jpeg, png, gif o tiff) gozan de salud, hay que tener cuidado con los RAW propietarios de los distintos fabricantes, ya que son ellos los que dan soporte y continuidad a sus versiones, quién nos asegura que en un futuro no muy lejano alguna marca desaparezca y paulatinamente las versiones de software dejen de leer sus archivos; existe la posibilidad de convertir el archivo RAW propietario en DNG, formato con pretensión de ser el estándar de RAW, impulsado por Adobe, que permite incrustar el RAW original (con el consiguiente aumento de espacio) en el archivo convertido, de esta manera conservas todos los datos del original.
Guardar con orden y concierto.